sábado, 27 de febrero de 2016


MECANISMOS DE DEFENSA




Son aquellos actos, principalmente inconscientes, que los individuos emplean para defenderse de emociones o pensamientos que producirán ansiedad, sentimientos depresivos o una herida en la autoestima si llegasen a la consciencia.



Para Freud, son defensas desarrolladas por el yo (ego) para manejar la ansiedad o  prevenir su surgimiento. Si el yo (ego) funciona perfectamente no se experimenta ningún tipo de ansiedad, ya que los peligros externo serían previstos y manejados, los impulsos del ello serían liberados oportunamente y no se transgrediría ninguna norma ni principio moral introyectado. La ansiedad puede tener tres orígenes:

·         Ansiedad de la realidad: que es el temor que surge ante la amenaza o los peligros reales.

·         Ansiedad neurótica: que es consecuencia del temor de que los impulsos de ello se salgan de control y lleven al sujeto a cometer un acto por el que será castigado.

·         Ansiedad moral: generada por el temor de los individuos a transgredir el código moral.


Anna Freud (1966) identificó hasta 9 mecanismos que el yo puede emplear para detener la ansiedad:



·        Represión: Es el proceso que mantiene a las cosas (particularmente a los impulsos inaceptables del ello) fuera de la conciencia. Habitualmente es un proceso inconsciente, aunque algunas veces puede estar  facilitado por hechos conscientes.



·        Negación: Mecanismo de defensa relativamente simple. Consiste en negarse a creer que el acontecimiento amenazante ocurrió o  que la condición existe. La negación es igual en muchos aspectos a la represión, pues ambas mantienen fuera de la conciencia cosas que el individuo se siente incapaz de afrontar.



·        Proyección: Mecanismo por el cual, un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y deseos inaceptables, y de esa forma se los oculta así mismo, por considerarlos amenazantes. 



·        Racionalización: Mecanismo de defensa en el que el individuo reduce la ansiedad al encontrar una explicación o excusa racional para asumir una realidad que le resulta inaceptable.



·        Intelectualización:  Se trata del mecanismo de tomar distancia de las amenazas, generando actitudes frías, analíticas y desapegadas.



·        Formación reactiva:  Poner énfasis en el  opuesto. Por ejemplo, cuando una niña experimenta celos hacia su hermano recién nacido y sin embargo, le muestra una actitud muy afectiva con la que  esconde su hostilidad.



·        Regresión: Mecanismo que ante las dificultades para afrontar  una amenaza, el sujeto experimenta una regresión a etapas del desarrollo psicosexual  más infantiles o primitivas de afrontamiento  en las que había experimentado una fijación. Cuanto más fuerte sea una fijación, más  alta será la probabilidad de regresión al modo de funcionamiento característico de esa etapa en una situación de estrés.



·        Desplazamiento:  Consiste en cambiar el objetivo de impulso, este suele suceder porque el blanco elegido resulta amenazador y al cambiarlo, se reduce la ansiedad.



·        Sublimación: Mecanismo de defesa que hace que un impulso potencialmente peligroso, sea transformado en un comportamiento socialmente maduro  y aceptable. 




Por otra parte, McWilliams (2011) en el texto Psicoanalítico, afirma que los mecanismos de defensa son parte intrínseca del funcionamiento de todo individuo y solamente se les considera patológicos cuando se abusa de ellos o cuando son  demasiado rígidos. Él los ha dividido en primarios y secundarios, según su función del momento de su aparición en el desarrollo humano. Cuanto más primaria es una defensa, más pertenece a  las  primeras épocas de la vida y más  tiende a negar la realidad. Cuánto más  secundaria es una defensa, más pertenece a épocas tardías del desarrollo y  más suele preservar el criterio  de la realidad.



Mecanismos de defensa primarios:

·        Retraimiento: Consiste en el replegamiento sobre uno mismo y un alejamiento de la realidad para refugiarse dentro del mundo de las fantasías o del sueño. Esta defensa le permite al individuo escaparse de la realidad dolorosa sin distorsionarla y, a diferencia de otros mecanismos de defensa primarios, no suele generar malentendidos en la interpretación de la realidad. Sin embargo, su uso excesivo limita considerablemente la posibilidad de hacerse cargo de la realidad.



·        Negación: La negación consiste en el rechazo de aceptar que algo ocurre y se basa en la convicción pre-lógica de “Si yo no lo reconozco, eso no sucede”. Sus raíces están en los primeros estados ego-céntricos del desarrollo donde todo lo que es, y no es, está en función de uno mismo. Esta defensa puede ser adaptativa en situaciones de crisis o emergencia, donde el pleno reconocimiento de lo que sucede sería paralizante en ese momento.



·        Control omnipotente: Consiste en la fantasía de que la fuente de todo lo que sucede es los deseos de uno mismo; se basa en el no reconocimiento de la existencia separada de los demás con una voluntad diferente de la propia. En sus manifestaciones más benignas puede aparecer como la convicción de si uno quiere algo, lo que sea, lo puede conseguir con tal de ponerse a ello; cosa evidentemente irreal, pero motivadora. Hacer uso de esta defensa demasiado frecuentemente impedirá que el individuo pueda establecer relaciones de causalidad realistas que le orientarían para alcanzar sus objetivos.



·        Idealización y desvalorización: Consiste en la necesidad de otorgar un valor o poder especial a una persona de la que se depende emocionalmente y así poder asociarse con alguien omnisciente y omnipotente que resolverá las dificultades de manera definitiva. La desvalorización es la cara opuesta de la misma moneda y expresa la frustración sentida cuando la realidad desmiente la idealización.


·        Proyección, introyección e identificación proyectiva: La proyección es el proceso por medio del cual lo que está dentro se malinterpreta como procedente de fuera y, en sus formas más acusadas, tiende a producir distorsiones serias en la percepción que el individuo tiene de los demás. En sus formas más maduras es la base de la empatía.

La introyección es el proceso por medio del cual lo que está fuera se malinterpreta como procedente de dentro. En sus formas más problemáticas puede resultar en la identificación con el agresor, mecanismo por el cual el individuo intentará sobreponerse a su dolor siendo como su agresor. En sus formas más benignas es la base de toda identificación con figuras importantes en la vida del individuo.

La identificación proyectiva consiste no sólo en la proyección de aspectos negativos de uno mismo (con la distorsión concomitante) sino también en la presión ejercida sobre el otro para que se comporte de manera congruente a aquello que se proyecta. Por ejemplo, se proyecta un aspecto crítico de uno mismo y luego uno se comporta de tal manera que se provocará la crítica en el otro.


·        Escisión: Consiste en la tendencia de separar el mundo y las personas en buenos y malos; es una manera eficaz de resolver la complejidad de situaciones confusas y amenazantes, siempre implicando una distorsión de la realidad.



·        Disociación: Es una manera de desconectarse de la experiencia actual, a veces creando otra representación de uno mismo, para poder continuar existiendo en un momento excesivamente doloroso o estimulante. En sus casos más severos puede llevar la persona a sentir que tiene varios sí-mismos. En sus formas más benignas puede ser una manera pasajera de atenuar un exceso de estimulación.




Mecanismos de defensa secundarios:

·        Represión: Es olvidar o hacer caso omiso de algo voluntariamente después de haber tomado consciencia de ello; es una manera de alejar un contenido de la consciencia por su potencial perturbador. Este proceso puede aplicarse a una experiencia total, a los afectos conectados a la experiencia, o a las fantasías y deseos asociados a ella.



·       Regresión: Es el proceso inconsciente por el cual el individuo volverá a formas de funcionamiento más antiguas, más infantiles, para evitar el conflicto o el esfuerzo creado por el crecimiento y el cambio.



·        Aislamiento: Consiste en la separación de los afectos de los pensamientos; se puede pensar y tomar conciencia de un hecho, pero su significado emocional está aislado y no perturba al individuo. Su uso excesivo conlleva la sobrevaloración del pensamiento y la infravaloración del sentimiento.



·        Intelectualización: Es una forma de aislamiento que reconoce la existencia del afecto intelectualmente pero no lo siente; el afecto es teóricamente aceptable para el individuo pero su expresión sigue inhibida.



·        Racionalización: Consiste en encontrar razones que justifiquen un acto que sería vivido como conflictivo sin esas razones y entra en juego cuando no se consigue algo que se deseaba y se decide que en realidad no se deseaba tanto, o bien cuando algo malo sucede y se decide en retrospectiva que no era tan malo. Esta defensa permite aceptar las cosas con un mínimo de resentimiento, pero su uso excesivo puede llevar a que todo sea racionalizado.



·        Compartimentalización: Es permitir que dos condiciones conflictivas existan sin confusión, vergüenza, culpabilidad o ansiedad conscientes. Cuando un individuo compartimentaliza sostiene dos o más ideas, actitudes o comportamientos que están esencialmente en conflicto sin reconocer la contradicción.


·        Anulación: Consiste en el esfuerzo inconsciente de compensar alguna emoción dolorosa (generalmente culpa o vergüenza) con un comportamiento que lo borrará mágicamente. 



·        Volver contra sí  mismo: Implica redirigir hacia unos mismo aquellas emociones que estaban dirigidas hacia otra persona; si un individuo depende de alguien poco fiable o inestable puede ser más llevadero volver contra sí mismo la crítica y la rabia que produce esta situación y sentirse responsable de ella que reconocer la impotencia y la vulnerabilidad de necesitar a alguien con quien no se puede contar.



·        Desplazamiento: Se refiere a la redirección de una emoción o impulso desde su objeto natural a otro objeto porque expresarlo al objeto natural resultaría demasiado angustioso. El desplazamiento permite que se  descarguen cantidades de afecto en una dirección menos peligrosa que la original o bien que está permitida socialmente. 



·        Formación reactiva: Consiste en transformar una emoción o un impulso en lo contrario; el odio será transformado en amor, la envidia en gratitud etc.



·        Inversión: Consiste en transformar lo pasivo en activo; en lugar de que el individuo se sienta pasivamente objeto de una situación dolorosa, la invierte y se convierte en el sujeto activo de ella.



·        Actuación: Tiene una relación íntima con la inversión en el sentido de que se basa en la inversión de pasivo a activo para actuar algo en la realidad que es intolerable a nivel mental y emocional; actuando algo el individuo puede preservar su sentimiento de capacidad y a la vez evacua una emoción dolorosa.



·        Sexualización: Es una manera de transformar una experiencia de terror o dolor en excitación placentera; el miedo al abandono o el abuso, por ejemplo, pueden ser sexualizados para que sean sentidos como experiencias gratificantes.



·        Sublimación: Consiste en encontrar una satisfacción derivada y adaptativa de aquellos impulsos que no pueden ser expresados directamente por las prohibiciones sociales.


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