MECANISMOS
DE DEFENSA
Son
aquellos actos, principalmente inconscientes, que los individuos emplean para
defenderse de emociones o pensamientos que producirán ansiedad, sentimientos
depresivos o una herida en la autoestima si llegasen a la consciencia.
Para Freud, son
defensas desarrolladas por el yo (ego) para manejar la ansiedad o prevenir su surgimiento. Si el yo (ego)
funciona perfectamente no se experimenta ningún tipo de ansiedad, ya que los
peligros externo serían previstos y manejados, los impulsos del ello serían
liberados oportunamente y no se transgrediría ninguna norma ni principio moral
introyectado. La ansiedad puede tener tres orígenes:
·
Ansiedad de la
realidad:
que es el temor que surge ante la amenaza o los peligros reales.
·
Ansiedad
neurótica:
que es consecuencia del temor de que los impulsos de ello se salgan de control
y lleven al sujeto a cometer un acto por el que será castigado.
·
Ansiedad
moral:
generada por el temor de los individuos a transgredir el código moral.
Anna
Freud (1966) identificó hasta 9 mecanismos que el yo puede emplear para detener
la ansiedad:
· Represión:
Es
el proceso que mantiene a las cosas (particularmente a los impulsos
inaceptables del ello) fuera de la conciencia. Habitualmente es un proceso
inconsciente, aunque algunas veces puede estar
facilitado por hechos conscientes.
· Negación:
Mecanismo de defensa relativamente simple. Consiste en negarse a creer que el
acontecimiento amenazante ocurrió o que
la condición existe. La negación es igual en muchos aspectos a la represión,
pues ambas mantienen fuera de la conciencia cosas que el individuo se siente
incapaz de afrontar.
· Proyección: Mecanismo
por el cual, un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y deseos
inaceptables, y de esa forma se los oculta así mismo, por considerarlos amenazantes.
· Racionalización:
Mecanismo de defensa en el que el individuo reduce la ansiedad al encontrar una
explicación o excusa racional para asumir una realidad que le resulta
inaceptable.
· Intelectualización: Se trata del mecanismo de tomar distancia de
las amenazas, generando actitudes frías, analíticas y desapegadas.
· Formación
reactiva: Poner énfasis
en el opuesto. Por ejemplo, cuando una
niña experimenta celos hacia su hermano recién nacido y sin embargo, le muestra
una actitud muy afectiva con la que
esconde su hostilidad.
· Regresión:
Mecanismo que ante las dificultades para afrontar una amenaza, el sujeto experimenta una
regresión a etapas del desarrollo psicosexual
más infantiles o primitivas de afrontamiento en las que había experimentado una fijación.
Cuanto más fuerte sea una fijación, más
alta será la probabilidad de regresión al modo de funcionamiento característico
de esa etapa en una situación de estrés.
· Desplazamiento: Consiste en cambiar el objetivo de impulso,
este suele suceder porque el blanco elegido resulta amenazador y al cambiarlo,
se reduce la ansiedad.
· Sublimación:
Mecanismo de defesa que hace que un impulso potencialmente peligroso, sea
transformado en un comportamiento socialmente maduro y aceptable.
Por
otra parte, McWilliams (2011) en el texto Psicoanalítico, afirma que los
mecanismos de defensa son parte intrínseca del funcionamiento de todo individuo
y solamente se les considera patológicos cuando se abusa de ellos o cuando
son demasiado rígidos. Él los ha
dividido en primarios y secundarios, según su función del momento de su aparición
en el desarrollo humano. Cuanto más primaria es una defensa, más pertenece
a las
primeras épocas de la vida y más
tiende a negar la realidad. Cuánto más
secundaria es una defensa, más pertenece a épocas tardías del desarrollo
y más suele preservar el criterio de la realidad.
Mecanismos de defensa
primarios:
· Retraimiento:
Consiste en el replegamiento
sobre uno mismo y un alejamiento de la realidad para refugiarse dentro del
mundo de las fantasías o del sueño. Esta defensa le permite al individuo
escaparse de la realidad dolorosa sin distorsionarla y, a diferencia de otros
mecanismos de defensa primarios, no suele generar malentendidos en la
interpretación de la realidad. Sin embargo, su uso excesivo limita
considerablemente la posibilidad de hacerse cargo de la realidad.
· Negación:
La negación consiste en el
rechazo de aceptar que algo ocurre y se basa en la convicción pre-lógica de “Si
yo no lo reconozco, eso no sucede”. Sus raíces están en los primeros estados
ego-céntricos del desarrollo donde todo lo que es, y no es, está en función de
uno mismo. Esta defensa puede ser adaptativa en situaciones de crisis o
emergencia, donde el pleno reconocimiento de lo que sucede sería paralizante en
ese momento.
· Control
omnipotente: Consiste en la
fantasía de que la fuente de todo lo que sucede es los deseos de uno mismo; se
basa en el no reconocimiento de la existencia separada de los demás con una
voluntad diferente de la propia. En sus manifestaciones más benignas puede
aparecer como la convicción de si uno quiere algo, lo que sea, lo puede
conseguir con tal de ponerse a ello; cosa evidentemente irreal, pero
motivadora. Hacer uso de esta defensa demasiado frecuentemente impedirá
que el individuo pueda establecer relaciones de causalidad realistas que le
orientarían para alcanzar sus objetivos.
· Idealización
y desvalorización: Consiste en la
necesidad de otorgar un valor o poder especial a una persona de la que se
depende emocionalmente y así poder asociarse con alguien omnisciente y
omnipotente que resolverá las dificultades de manera definitiva. La
desvalorización es la cara opuesta de la misma moneda y expresa la frustración
sentida cuando la realidad desmiente la idealización.
· Proyección,
introyección e identificación proyectiva: La proyección es el proceso por medio del cual lo que está dentro se
malinterpreta como procedente de fuera y, en sus formas más acusadas, tiende a producir
distorsiones serias en la percepción que el individuo tiene de los demás. En
sus formas más maduras es la base de la empatía.
La introyección es el proceso por
medio del cual lo que está fuera se malinterpreta como procedente de dentro. En
sus formas más problemáticas puede resultar en la identificación con el
agresor, mecanismo por el cual el individuo intentará sobreponerse a su dolor
siendo como su agresor. En sus formas más benignas es la base de toda
identificación con figuras importantes en la vida del individuo.
La identificación proyectiva
consiste no sólo en la proyección de aspectos negativos de uno mismo (con la
distorsión concomitante) sino también en la presión ejercida sobre el otro para
que se comporte de manera congruente a aquello que se proyecta. Por ejemplo, se
proyecta un aspecto crítico de uno mismo y luego uno se comporta de tal manera
que se provocará la crítica en el otro.
· Escisión:
Consiste en la tendencia de
separar el mundo y las personas en buenos y malos; es una manera eficaz de
resolver la complejidad de situaciones confusas y amenazantes, siempre implicando
una distorsión de la realidad.
· Disociación:
Es una manera de desconectarse de
la experiencia actual, a veces creando otra representación de uno mismo, para
poder continuar existiendo en un momento excesivamente doloroso o estimulante. En
sus casos más severos puede llevar la persona a sentir que tiene varios
sí-mismos. En sus formas más benignas puede ser una manera pasajera de atenuar
un exceso de estimulación.
Mecanismos de defensa
secundarios:
· Represión:
Es olvidar o hacer caso omiso de
algo voluntariamente después de haber tomado consciencia de ello; es una manera
de alejar un contenido de la consciencia por su potencial perturbador. Este
proceso puede aplicarse a una experiencia total, a los afectos conectados a la
experiencia, o a las fantasías y deseos asociados a ella.
· Regresión:
Es el proceso inconsciente por el
cual el individuo volverá a formas de funcionamiento más antiguas, más
infantiles, para evitar el conflicto o el esfuerzo creado por el crecimiento y
el cambio.
· Aislamiento:
Consiste en la separación de los
afectos de los pensamientos; se puede pensar y tomar conciencia de un hecho,
pero su significado emocional está aislado y no perturba al individuo. Su uso
excesivo conlleva la sobrevaloración del pensamiento y la infravaloración del
sentimiento.
· Intelectualización:
Es una forma de aislamiento que
reconoce la existencia del afecto intelectualmente pero no lo siente; el afecto
es teóricamente aceptable para el individuo pero su expresión sigue inhibida.
· Racionalización:
Consiste en encontrar razones que
justifiquen un acto que sería vivido como conflictivo sin esas razones y entra
en juego cuando no se consigue algo que se deseaba y se decide que en realidad
no se deseaba tanto, o bien cuando algo malo sucede y se decide en
retrospectiva que no era tan malo. Esta defensa permite aceptar las cosas con
un mínimo de resentimiento, pero su uso excesivo puede llevar a que todo sea
racionalizado.
· Compartimentalización:
Es permitir que dos condiciones
conflictivas existan sin confusión, vergüenza, culpabilidad o ansiedad
conscientes. Cuando un individuo compartimentaliza sostiene dos o más ideas,
actitudes o comportamientos que están esencialmente en conflicto sin reconocer
la contradicción.
· Anulación:
Consiste en el esfuerzo
inconsciente de compensar alguna emoción dolorosa (generalmente culpa o
vergüenza) con un comportamiento que lo borrará mágicamente.
· Volver
contra sí mismo: Implica redirigir hacia unos mismo aquellas emociones que
estaban dirigidas hacia otra persona; si un individuo depende de alguien poco
fiable o inestable puede ser más llevadero volver contra sí mismo la crítica y
la rabia que produce esta situación y sentirse responsable de ella que
reconocer la impotencia y la vulnerabilidad de necesitar a alguien con quien no
se puede contar.
· Desplazamiento:
Se refiere a la redirección de
una emoción o impulso desde su objeto natural a otro objeto porque expresarlo
al objeto natural resultaría demasiado angustioso. El desplazamiento permite
que se descarguen cantidades de afecto en una dirección menos peligrosa
que la original o bien que está permitida socialmente.
· Formación
reactiva: Consiste en
transformar una emoción o un impulso en lo contrario; el odio será transformado
en amor, la envidia en gratitud etc.
· Inversión:
Consiste en transformar lo pasivo
en activo; en lugar de que el individuo se sienta pasivamente objeto de una
situación dolorosa, la invierte y se convierte en el sujeto activo de ella.
· Actuación:
Tiene una relación íntima con la
inversión en el sentido de que se basa en la inversión de pasivo a activo para
actuar algo en la realidad que es intolerable a nivel mental y emocional;
actuando algo el individuo puede preservar su sentimiento de capacidad y a la
vez evacua una emoción dolorosa.
· Sexualización:
Es una manera de transformar una
experiencia de terror o dolor en excitación placentera; el miedo al abandono o
el abuso, por ejemplo, pueden ser sexualizados para que sean sentidos como
experiencias gratificantes.
· Sublimación:
Consiste en encontrar una
satisfacción derivada y adaptativa de aquellos impulsos que no pueden ser
expresados directamente por las prohibiciones sociales.